Un portavoz de Navantia consultado por Infodefensa.com ha explicado que, tras el anuncio del Ministerio, “ahora se inicia el concurso, con lo que empezarán los contactos para adaptar la oferta a los requisitos del cliente y la decisión se tomará en 2025”.
La modernización del CCS, explica el fabricante, garantiza que los sistemas de armas Mk 45 sigan siendo compatibles durante las próximas décadas y estén listos para integrar tecnologías “más recientes e innovadoras para respaldar municiones avanzadas y capacidades de misiones futuras por un costo significativamente menor que el de un arma nueva.
El alto directivo afirma que el personal implicado en el proyecto “trabaja incansablemente” en una iniciativa “que proporcionará a Australia un buque de guerra multimisión líder en el mundo, altamente capaz y versátil”, y echa de menos que se comente con más frecuencia que el “Hunter ha sido diseñado para adaptarse a tecnologías emergentes, o mejorar la efectividad de la guerra en caso de que haya una amenaza mayor para nuestro entorno estratégico”.
Una pasa por la construcción en España de los barcos, que serían similares a las que ahora fabrica el astillero de San Fernando (Cádiz) para Arabia Saudí, y que se entregarían en 2029 por un coste estimado de 600 millones de euros cada una.
El proyecto ha llegado a la Comisión Nacional de Anticorrupción australiana después de que el auditor general revelase en un informe que los funcionarios implicados no han conservado los documentos que justifican la decisión de adjudicar los trabajos de este programa Sea 5000, como se denomina oficialmente, a un diseño no probado, a diferencia de las ofertas que en su momento presentaron la italiana Fincantieri y la española Navantia. Esta última, además, gozaba con la ventaja de que la RAN ya cuenta con buques similares (clase Hobart), lo que ha alimentado las voces que, frente a los problemas de diseño y los retrasos del candidato elegido, piden como alternativa adquirir más unidades de este tipo.
Una pasa por la construcción en España de los barcos, que serían similares a las que ahora fabrica el astillero de San Fernando (Cádiz) para Arabia Saudí, y que se entregarían en 2029 por un coste estimado de 600 millones de euros cada uno.
Canberra se está planteando una solución para cubrir el hueco que se le abre en su defensa naval en un momento de crecientes tensiones en la región del Indo-Pacífico y ante los dilatados plazos del programa de fragatas Hunter, que no se espera que puedan estar disponibles antes de la próxima década.
Se trata de un modelo del que el país ya cuenta con tres unidades, y que se basa en el citado diseño español de las F-100 de Navantia, que curiosamente perdió frente a BAE Systems en el concurso de hace cuatro años.La firma responsable en el país de estas naves, Navantia Australia, acaba de ofrecer ampliar la actual flota de AWD (siglas en inglés de destructor de guerra aérea, en alusión las naves de la clase Hobart).
Al ganador del programa se le abren teóricamente las puertas para construir otras dos unidades más para la Armada de Nueva Zelanda, a la que en su momento se dotó con otros dos buques Anzac y se especula con que los acabará sustituyendo por el mismo modelo con el que se dote Australia.