Sin embargo, Madrid acabó renunciando a la operación para la compra de unos misiles que también se ha esgrimido que podrían equipar a los nuevos submarinos S-80 de la Armada española, y que precisan del apoyo de una red de satélites para poder operar.
Una pasa por la construcción en España de los barcos, que serían similares a las que ahora fabrica el astillero de San Fernando (Cádiz) para Arabia Saudí, y que se entregarían en 2029 por un coste estimado de 600 millones de euros cada uno.
El nuevo SPY-6 equipará desde pequeños patrulleros hasta gigantescos portaaviones, según el fabricante, que se ha hecho con un contrato de al menos 651 millones de dólares, y que incluye opciones que, de ejecutarse, incrementarán el valor de la adjudicación hasta los 3.160 millones en total.
Al ganador del programa se le abren teóricamente las puertas para construir otras dos unidades más para la Armada de Nueva Zelanda, a la que en su momento se dotó con otros dos buques Anzac y se especula con que los acabará sustituyendo por el mismo modelo con el que se dote Australia.