El primer bombardero de EEUU en 30 años volará antes de dos meses
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El primer bombardero de EEUU en 30 años volará antes de dos meses

El B-21 Raider, de Northrop Grumman, sustituirá a buena parte de la flota de actuales B-52, B-1 y B-2
Primera imagen del nuevo bombardero B 21 Raider de Northrop Grumman. Foto USAF
Avión bombardero B-21 Raider. Foto. Northrop Grumman
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Si todo marcha según lo previsto, el nuevo avión bombardero estadounidense B-21 Raider alzará el vuelo por primera vez antes de que acabe este año. El hito, por tanto, tendrá lugar previsiblemente en menos de dos meses. En ese momento se habrá producido el primer bautismo del aire de un aparato norteamericano de este tipo en más de 30 años. De momento, la aeronave, desarrollada por Northrop Grumman, ya ha completado con éxito su primera serie de pruebas de rodaje, lo que conforma el paso en tierra previo al vuelo. Con estos ensayos se verifican distintos aspectos del modelo para, en su caso, introducir las mejoras necesarias encaminadas a su buen desempeño.

El nuevo bombardero, del denominado programa Long Range Strike Bomber (LRS-B), podrá lanzar tanto armamento convencional como nuclear amparado por su tecnología de sigilo (stealth).

El nuevo avión, que estará dotado con los últimos avances en armamento y en tecnología para pasar lo más desapercibido posible, e incluso se prevé que pueda llegar a volar sin tripulación, sustituirá a buena parte de la flota de casi un centenar y medio de bombarderos B-52, B-1 y B-2 con los que cuenta Estados Unidos en su inventario.

El desarrollo, del que se calcula que se entregará un centenar de unidades a partir de mediados de esta década, deberá cargar grandes cantidades de combustible para penetrar las defensas más sofisticadas y destruir decenas de objetivos en una sola misión para la que deberá cubrir largas distancias.

La Fuerza Aérea estadounidense (USAF) comenzó hace unos quince años a plantearse la adquisición de un nuevo modelo de bombardero con el que reemplazar buena parte de su flota de B-52, que ya lleva en servicio más de medio siglo; los B-1, desplegados en los años 1980, y los B-2, utilizados desde los 1990. Se trata, así, del primer avión de este tipo que se desarrolla en el país en más de treinta años.

Los planes iniciados en 2004 contemplaban una aeronave que comenzaría a operar en 2018, sin embargo el programa quedó aparcado en 2010 por cuestiones presupuestarias. Al año siguiente volvió a retomarse el proyecto, aunque con la premisa de que cada uno de los cien aparatos previstos no se encareciese más allá de 550 millones de dólares o unos 800 millones si se tienen en cuenta la investigación y el desarrollo que llevarán aparejados.

El fabricante destaca del nuevo modelo su cualidad de avión militar de sexta generación. En este punto, añade que el B-21 Raider, al que define como la próxima evolución de la flota de bombarderos estratégicos de la Fuerza Aérea, se beneficia de más de tres décadas de tecnología de ataque y sigilo. El sigilo es una de sus características fundamentales, ya que servirá para que el bombardero “derrote a los sistemas de denegación de área y antiacceso que enfrentará”.

Al menos seis en construcción y pruebas

El Raider ha sido concebido como columna vertebral del futuro poder aéreo estadounidense. El objetivo del B-21 es ofrecer una nueva era de capacidad y flexibilidad a través de la integración avanzada de datos, sensores y armas. Será capaz de portar tanto cargas convencionales para este tipo de aeronaves como nucleares. “Será uno de los aviones más efectivos en el cielo, con la capacidad de usar una amplia combinación de municiones de ataque directo y en espera”.

También destaca su cualidad de bombardero digital. Básicamente lo es porque en él se emplea un desarrollo de software ágil, técnicas de fabricación avanzadas y herramientas de ingeniería digital para ayudar a mitigar riesgos y habilitar prácticas modernas de sostenimiento. En la actualidad existen al menos media docena de B-21 Raider en varias etapas de ensamblaje final y prueba en la planta que Northrop Grumman tiene en la localidad californiana de Palmdale.



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