Tal día como hoy en 1808 Zaragoza es asediada
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Tal día como hoy en 1808 Zaragoza es asediada

Las tropas napoleónicas sitiaron la ciudad con unos 5.000 soldados de infantería, 3 escuadrones de caballería y 6 piezas de artillería
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El Castillo y Palacio de la Aljafería, sede de la guarnición de Zaragoza. Foto: Wikipedia Commons
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Tal día como hoy, 15 de junio, pero de 1808, las tropas napoleónicas del general Charles Lefèvbre-Desnouettes asediaron la ciudad de Zaragoza con unos 5.000 soldados de infantería, tres escuadrones de caballería y seis piezas de artillería. La ciudad sitiada resistió a pesar de los ataques galos y los españoles se alzaron con una victoria más en la Guerra de Independencia Española.

Los franceses se aproximaban a las puertas cerradas de Zaragoza la mañana del 15 de junio. El brigadier José de Palafox y la plana mayor de la ciudad abandonaron Zaragoza en una acción que, en un principio, se interpretó como cobarde por parte de los zaragozanos. Vicente Bustamante, teniente del Rey, quedó como mando superior.

Las tropas de Lefèvbre comenzaron el ataque y lograron abrir varias brechas por las que realizar incursiones. El ejército improvisado de la ciudad, compuesto por unos cuantos soldados y muchos ciudadanos, recibió a los atacantes con fuego de artillería y rechazaron este primer asalto. Los franceses tuvieron que retirarse e incluso fueron perseguidos por los zaragozanos en campo abierto. Los franceses perdieron casi 700 hombres. Poco después, Palavox desafío a los rumores sobre su cobardía y regresó a la ciudad con refuerzos, pertrechos y dispuesto a defender Zaragoza.

Un cambio en la estrategia

Tras el fracaso de su primer ataque, los franceses cambiaron de estrategia y sitiaron la ciudad. Días después llegó el general Jean Antoine Verdier y se hizo cargo del asedio. Un intenso bombardeo provocó la explosión de un polvorín en el interior de la ciudad, lo que abrió la oportunidad a los napoleónicos para intentar un nuevo ataque. Una vez más, la ciudad logró resistir.

Las tropas de Verdier construyeron un puente para poder cruzar el Ebro y así atacar la ciudad por otros puntos. Esta estrategia supuso un éxito y, con la llegada de nuevos refuerzos y el control del río, lograron entrar en la ciudad.

Los españoles resistieron calle a calle y casa a casa. El brigadier Palafox logró salir de la ciudad de nuevo para traer refuerzos, víveres y una importante noticia: la derrota francesa en la Batalla de Bailén. Los franceses, desmoralizados por las noticias, continuaron con una estrategia pasiva de combate; la iniciativa comenzaron a tomarla los españoles, lo que desembocó en la eventual derrota de las tropas napoleónicas.

Aproximadamente 4.000 soldados franceses y 2.000 españoles murieron a lo largo del asedio. Los atacantes perdieron, además, las armas de artillería que habían empleado en el ataque; los defensores, a pesar de la victoria, habitaban una ciudad que ya solo eran ruinas.



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