Fuimos de feria
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Fuimos de feria

Vista general de feindef 2023
Vista general de Feindef. Foto: Grupo Metalia.
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He podido pasar los tres días en Feindef y tener decenas de fructíferas reuniones, que es para lo primordial que sirven estos acontecimientos. También me ha servido para enfrentarme con la realidad de que algunos llevamos muchos años envejeciendo en el sector y que nos resistimos a abandonar. Desde mi admirado y respetado Julián García Vargas, a tantos amigos. De ahí extraje otra importante conclusión: hay que ir a las ferias para que no te den por difunto.

También pude disfrutar del ambiente de la feria, como nunca. De la intensa presencia de miembros de las Fuerzas Armadas que entienden la importancia del matrimonio con la industria. ¡Qué lejos queda aquel general que decía en los ochenta que lo de la cooperación industrial era tan inútil como mascar chapas! Cada vez hay más empresas, y sobre todo decenas de pymes que forman parte de la cadena de suministro. Para estas, la feria es un elemento de esencial importancia, ya que pueden acceder a todos sus inaccesibles compradores con mucha más familiaridad, con jamón y vino que siempre facilita la aproximación y el entendimiento.

Asimismo, me sorprendió ver una enorme cantidad de equipos reales. Pasamos de las maquetas a los Himars, Dragón, Castor, Pulse, Sea-Hawk etc. Esta parte es la que sin duda dota de mayor espectacularidad al evento. Esperemos ver algún día cercano exhibiciones dinámicas que tan interesantes resultan en otras ferias de más renombre.

Sin duda, y para nuestra desgracia colectica, Ucrania ha dinamizado un sector cuyo ministerio casi estaba avisado de «desokupación» hace unos años. A veces o a menudo, hacen falta catarsis para abrir los ojos. La sociedad ha entendido con extraordinaria rapidez, a la fuerza ahorcan, que la inversión en defensa es imprescindible para garantizar la seguridad y el bienestar ¿caben acaso más loables objetivos sociales? Así que la feria se ha celebrado en un entorno de programas millonarios como el VAC, el Silam, el FCAS y otros muchos. Las empresas han realizado un esfuerzo sin precedentes para demostrar cómo están de preparadas para atender a los requerimientos de las fuerzas armadas y están ansiosas de mantener el nivel de equipamiento y operatividad que un país como el nuestro necesita.

Otro aspecto digno de reseñar es la firme determinación de algunas empresas de quebrar las reglas tradicionales del juego lo que es una excelente noticia. Cuando el Ministerio de Defensa y Tess trabajan para el VAC sobre la plataforma española del Ascod, Otokar se presenta con su vehículo; y mientras que el gobierno amplia los contratos del Typhoon, Lockheed Martin se planta con su simulador de F-35. La presencia de empresas extranjeras en la feria es el mejor indicador de su internacionalización, y este año hemos visto más y esperamos ver muchas más en próximos años. La feria para sobrevivir a largo plazo necesita enfocarse no a los programas nacionales de futuro, sino a los productos que se demandarán en todos los mercados en las próximas décadas, sino en la siguiente recesión la feria morirá.

Finalmente la feria se ha celebrado en el marco de noticias sorprendentes sobre alianzas entre empresas, toma de participación, nombramientos etc. El dinamismo se impone y eso es bueno también.

En definitiva que Feindef 2023 ha tenido todos los elementos para haberla convertido en un éxito sin precedentes que espero tenga su continuidad en la siguiente celebración. Dicho lo cual, existen algunas cuestiones sobre las que quisiera detenerme.

Cuenta el Génesis que el faraón tuvo unos extraños sueños con vacas y espigas y que José, el favorito de Jacob, los interpretó de la manera acertada. «Vendrían siete años de vacas gordas y luego siete de vacas flacas, estos serían tan malos que nadie se acordaría de la abundancia que se disfrutó».

Dentro de diez o quince años, volveremos a una tremenda sequía. Cuando los nuevos buques, aviones y vehículos sean entregados, volveremos a atender otras prioridades y la recesión llegará al sector. Si nos gastamos el dinero de ahora y no nos preparamos para el futuro, algunos harán su agosto, pero el sector sufrirá una quiebra ineludible. Muchos pensarán, como lo habría hecho el faraón y muchos gobiernos: «que nos quiten lo bailao, y ya pagarán otros la fiesta». Pero no olvidemos que las empresas no pueden vivir del mercado doméstico, es insuficiente e ineficiente.

Con esto quiero significar que las industrias deben aprovechar este momento para hacerse fuertes, fusionarse, los matrimonios se hacen mejor con buena dote que en la miseria o por necesidad. No podemos hacer un esfuerzo para entregar a las Fuerzas Armadas el producto que desean con un cierto contenido nacional, que siempre genera extra-costes, para luego no tener nada qué vender a terceros mercados. Estamos obligados todos a generar producto propio. Hemos pasado de un C-101 español a un Pilatus suizo, de un lanzacohetes Teruel a un Pulse o Himars, y así podríamos seguir y ampliar la lista. No podemos continuar con la descapitalización a largo plazo. Poner etiquetas a productos de tecnología extranjera con paquetes cerrados e información parcial no los convierte en productos nacionales. Programas como el sistema de combate Scomba, los programas cooperativos como FCAS o Eurofighter o las estaciones remotas de armas son claves en esta línea de fortalecer capacidades nacionales, con diseño y autoridad propia nacional.

A menudo nos preparamos para la última guerra pero no para la próxima, y no hay dos guerras iguales. Durante años nos organizamos y equipamos para la guerra asimétrica y llegó Ucrania. Ahora podemos tener la seguridad de que la siguiente no será como las dos anteriores, pero dedicamos esfuerzos a adquirir aquellas capacidades que necesitaría Ucrania para vencer a Rusia, y puede que nos estemos equivocando. Los ejércitos numerosos, podrán ser decisivos o inútiles, los sistemas de fuego podrán ser determinantes o no, pero sí al menos sabemos que la diferencia, como siempre, estará en el estado del arte tecnológico. Quién detente esta superioridad será siempre el vencedor en los conflictos, así que debemos orientarnos a adquirir capacidades propias en el estado del arte. Cuando sean inabordables en términos nacionales, deberemos asumirlas de forma colectiva, bilateral o multilateral. No hay otro camino. La defensa no puede basar sus decisiones en la retribución a corto plazo del accionista o propietario, sino en la constancia, en el crecimiento de capacidades y en el desarrollo de nuevas tecnologías. Si el gobierno no lanza un ambicioso programa de I+D y de demostradores tecnológicos, perderemos el tren y muchas más cosas a largo plazo.

Un segundo aspecto tiene que ver con el anterior. Los plazos y los modos de la industria de defensa son incompatibles con los tiempos de la política en los estados democráticos. Esto no es bueno ni malo, es una realidad. Las empresas deben vivir lo más alejadas posible de los contubernios o intereses cortoplacistas o políticos, nunca le han hecho ningún bien. Por esa razón, los gestores de la empresa deben centrar su gestión en la rentabilidad a largo plazo, en la retribución moderada pero constante de su accionista, en la búsqueda de la excelencia, en la inteligencia y la experiencia en la selección de sus gestores.

Decía Antonio Machado que en política solo triunfa quién pone la vela donde sopla el aire, jamás quien pretende que sople donde se pone la vela. En la empresa es todo lo contrario, hay que conseguir que sople donde se pone la vela, y para ello hay que ser constante en la acción comercial y en la didáctica para que la sociedad y los que nos gobiernan entiendan que deben poner viento donde hay industria y tecnología propia porque es bueno para todos.

Aldous Huxley afirmó que cuanto más siniestros son los deseos de un político, más pomposa, en general, se vuelve la nobleza de su lenguaje. Así que huyamos de acciones que usando declaraciones inteligentes pretenden demostrar que determinadas acciones políticas sobre la empresa están justificadas. Casi nunca es así. Hay una razón de peso para alejar a la empresa de la política, la convocatoria de elecciones cada cierto número de años. Demasiados pocos para olvidar los compadreos que se produjeron con el anterior gobierno, porque antes o después siempre llegan otros con muchos agravios en la cartera y una guadaña en el BOE. Nada bueno a largo plazo sale de este matrimonio de interés.

Así que puede resultar mucho más efectivo que si va a haber intervencionismo lo sea cuando no haya mucho presupuesto ya que nadie puede sospechar cuántas idioteces políticas se han evitado gracias a la falta de dinero en las arcas públicas.

Tiempo para reflexionar, para actuar y regresar a la feria en dos años; esperemos que con paz en Ucrania y con el retorno la normalidad en nuestras vidas. Veremos si el espíritu sigue vivo o languideció ante la esperanza de que nunca más vuelva a producirse una guerra en Europa, esperanza vana, porque veremos muchas más en nuestras vidas, lamentablemente. La paz siempre es un accidente.




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