Tal día como hoy en 1899 los últimos de Filipinas se rinden después de 337 días sitiados
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Tal día como hoy en 1899 los últimos de Filipinas se rinden después de 337 días sitiados

Las autoridades filipinas aceptaron unas condiciones honrosas de capitulación y permitieron su paso hasta Manila
Filipinas
Los últimos de Filipinas. Imagen: Wikipedia Commons
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Tal día como hoy, 2 de junio pero de 1899, los llamados últimos de Filipinas se rinden después de 337 días sitiados por tropas filipinas en Baler, en la isla de Luzón, poniendo fin a la guerra.

Desde diciembre de 1898, con la firma del Tratado de París entre España y Estados Unidos, se ponía fin formalmente a la guerra entre ambos países (que habían firmado un alto el fuego en agosto) y España cedía a Estados Unidos la soberanía sobre Filipinas. De ahí que los sitiados en Baler son conocidos como los últimos de Filipinas.

En 1896 se inicia una insurrección contra el gobierno colonial español, pero a finales de 1897, con el Pacto de Biak-na-Bató, se llegó a la aparente resolución del conflicto. A principios de 1898, en el plan del gobierno español de reducir sus efectivos en todas las guarniciones, los 400 hombres del destacamento de Baler fueron relevados por otro de 50 soldados. Sin embargo, el hundimiento del Maine lo cambió todo. 

Al mes siguiente el destacamento de Baler, desconocedor del estallido de la guerra con Estados Unidos y de la recién proclamada independencia de Filipinas, fue atacado por los combatientes filipinos y se refugió en la iglesia, comenzando así el sitio.

Tras varios intentos por parte de emisarios españoles para que depusieran las armas, finalmente los sitiados, tras ojear unos periódicos dejados en la iglesia por uno de los enviados, el teniente coronel Aguilar, descubrieron una noticia que no podía haber sido inventada por los filipinos, lo que les convenció de que España ya no ostentaba la soberanía de Filipinas y de que no tenía sentido seguir resistiendo en la iglesia. 

El 2 de junio deponían las armas y las autoridades filipinas aceptaron unas condiciones honrosas de capitulación. Permitieron su paso hasta Manila sin ser considerados prisioneros. 



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