A continuación puede leer las primeras líneas de uno de los últimos reportajes publicados por Infodefensa.com en el diario La Razón, una colaboración que ya tiene más de tres años
España no quiere ser un país de segunda en la Defensa internacional y para eso necesita ganar músculo. El mensaje del Gobierno está claro: las empresas tienen que ser más fuertes, la fragmentación no es buena y hay que ser más competitivos. Los datos son demoledores, según ha explicado el consultor internacional Enrique Navarro, si se une la facturación de las 100 mayores empresas españolas del sector, incluida la parte nacional de Airbus, no sumarían ni la mitad de lo que ingresan anualmente grupos como la italiana Leonardo y quedaría a años luz de otros como la británica BAE o la francesa Thales.
No es un problema de tecnología, de eso hay de sobra y algunas de las empresas más punteras del continente, como Arquimea, están en este país. De hecho, en la red nacional de pymes hay empresas tremendamente innovadoras pero con muy poco músculo. Es un problema de fragmentación y el peligro no está solo en perder los grandes programas internacionales por falta de capacidad, sino en que esa red de empresas innovadoras termine en manos de terceros pues, pese al contexto europeo, la autonomía estratégica en Defensa y la no dependencia de terceros sigue siendo irrenunciable.