​Programa S-80: la difícil singladura hasta desarrollar un submarino a la vanguardia tecnológica
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​Programa S-80: la difícil singladura hasta desarrollar un submarino a la vanguardia tecnológica

Submarino Isaac Peral I
Submarino S-81 Isaac Peral en su última prueba de mar. Foto: Ginés Soriano (Infodefensa.com)
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El programa del submarino S-80 demuestra que todo es posible con esfuerzo y dedicación. El camino, o más bien la singladura, está claro que no ha sido nada fácil, pero de cada temporal se ha sacado una lección para continuar el rumbo fijado con más decisión si cabe que antes. Y, al final, con sus luces y sombras, como en casi todos los desarrollos militares complejos, el programa ha conseguido llegar a buen puerto. El esfuerzo, sin duda, ha merecido la pena. España tiene hoy un sillón en el selecto club de países con capacidad para diseñar y construir un sumergible sin ayuda exterior, Navantia es autoridad de diseño de submarinos y la Armada, el usuario final, da un gran salto en sus capacidades.

El programa arrancó oficialmente hace casi dos décadas. En marzo de 2004, el Ministerio de Defensa, dirigido entonces por Federico Trillo, y la empresa Izar Construcciones Navales (hoy Navantia) firmaron la orden de ejecución de los cuatro submarinos de la serie S-80. De esta forma, España se embarcó en un ambicioso y complejo programa para diseñar y construir por primera vez un buque de este tipo.

En las décadas anteriores, los astilleros públicos españoles habían trabajado en proyectos de construcción de submarinos a través de una alianza con la empresa francesa DCN, responsable del diseño. De esta asociación salen los cuatro sumergibles de la serie S-70 (Galerna, Siroco, Mistral y Tramontana), de los que dos todavía están en servicio actualmente.

Para el programa S-80, España tomó la decisión de trabajar en solitario. El camino -como veremos- no ha sido fácil y ha estado lleno de contratiempos, pero, 20 años después, el primer submarino de la serie, el S-81 Isaac Peral, está listo para iniciar las operaciones en la Flotilla de Submarinos.

Hay que remontarse a los años 90 para encontrar los inicios del programa S-80. A principios de esa década, la Armada comenzó los primeros estudios. Casi diez años más tarde, vio la luz el proyecto definitivo después de varias revisiones para introducir nuevos requisitos como el sistema de propulsión independiente del aire (AIP) o la capacidad de ataque a tierra. El Gobierno dio el visto bueno al programa en septiembre de 2003, lo que permitió la firma de la orden de ejecución al año siguiente.

En un principio, el proyecto tenía un presupuesto de 2.135 millones de euros y preveía la puesta a flote de la primera unidad en 2011 y la entrega a la Armada en 2013. El astillero de Navantia en Cartagena inició en 2005 los trabajos de construcción del S-81 y, cinco años después, en 2010, los cuatro submarinos contratados estaban en diferentes etapas de producción en el taller.

Problema de pesos

Todo marchaba según lo previsto, con algunos retrasos lógicos. Sin embargo, en 2012 saltaron todas las alarmas. A finales de ese año, Navantia detectó un exceso de peso en el submarino que obliga a un proceso de rediseño con el apoyo de la empresa estadounidense Electric Boat y la Marina de Estados Unidos. Cuatro años de duro trabajo dieron como resultado el S-80 Plus, un nuevo submarino con diez metros más de eslora (hasta los 80,81 m), respecto al diseño original, como principal novedad, y un desplazamiento en inmersión de 3.000 toneladas.

Los submarinos S-81 Isaac Peral y S-74 Tramontana navegan juntos por primera vezNavegación del S-81 Isaac Peral junto al S-74 Tramontana. Foto: Armada

Este contratiempo puso de manifiesto la complejidad del programa y los desafíos técnicos asociados al diseño y construcción de un submarino a la vanguardia tecnológica. Pero, al final, el proyecto salió reforzado del bache. En julio de 2016, el Ministerio de Defensa anunció la aprobación de la Revisión de Diseño Crítico (CDR). Este hito clave demostró que el diseño del nuevo S-80 Plus ya estaba suficientemente maduro para la construcción, integración y pruebas del buque y sus sistemas.

Los retrasos también afectaron a la AIP, una de los grandes novedades tecnológicas del programa. España se decantó al inicio del programa por un innovador sistema basado en un reformador de bioetanol, que genera hidrógeno, y una pila de combustible. En la CDR, el ministerio apostó por desligar el programa de obtención de la propulsión AIP del programa de construcción de los buques. La principal consecuencia de esta decisión es que los dos primeros submarinos de la serie no contarán con el nuevo sistema, sino con una propulsión diésel convencional. No obstante, tanto los buques como el futuro sistema AIP estarán diseñados para facilitar la instalación durante la primera gran carena.

Aumento del presupuesto

Tras dejar atrás los problemas, Navantia puso el foco en completar la construcción de la primera unidad y el calendario de entregas fue redefinido. El Gobierno además dio luz verde en 2018 a una inversión de 1.771 millones de euros para completar la serie de cuatro submarinos, lo que elevó el presupuesto del programa hasta los 3.900 millones de euros.

En diciembre de 2019, la compañía completó el cierre del casco resistente del Isaac Peral e inició la cuenta atrás para su puesta a flote, prevista en un principio para octubre de 2020. Sin embargo, la pandemia de la Covid trastocó estos planes y obligó a posponer a abril de 2021 la entrada en el agua del buque. Fecha que ya no se movería.

A partir de entonces, Navantia comenzó las pruebas de puerto, y después siguieron las pruebas de mar. Esta fase duró más de dos años. Los hitos fijados poco a poco se superaron con algún retraso sobre el calendario previsto. Los ingenieros del astillero público y la dotación de quilla del submarino han certificado en esta etapa clave que todos los equipos y sistemas funcionan correctamente. El submarino ha pasado la última prueba, la navegación a máxima cota, hace apenas un par de semanas.

Casi dos décadas después del inicio del programa, hoy por fin puede decirse que el S-80 es una realidad. Al S-81 Isaac le sucederán otros tres submarinos el Narciso Monturiol S-82; Cosme García S-83 Mateo García de los Reyes S-84.





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