Los países mediterráneos quedan fuera del escudo antimisiles europeo

La iniciativa alemana de crear un sistema coordinado de defensa contra misiles en Europa ha concitado a otros 14 países del viejo continente (13 de ellos también socios de la UE, más Finlandia), que han firmado una carta de intenciones para llevarlo a cabo. Sin embargo, ningún país mediterráneo europeo (incluidos Francia, Italia, España, Grecia y Portugal) se ha unido al programa.

Hace unos días trascendió el intento alemán de sumar a España al proyecto, aunque la ministra de Defensa, Margarita Robles, ha explicado que Berlín no le ha presentado ninguna propuesta formal sobre este asunto. “Más adelante, si hubiera una petición expresa por parte de Alemania, que no se nos ha realizado, la atenderemos”, ha apuntado la titular de Defensa española.

De momento, tampoco los demás países mediterráneos europeos han expresado su intención de adherirse a la iniciativa alemana. Eslovenia podría ser la excepción, ya que sí participa en el proyecto, pero su acceso mediterráneo no llega a los 50 kilómetros de costa y lo hace a través del mar Adriático (parte del mar Mediterráneo). Los demás componentes de la iniciativa (Alemania, Bélgica, Bulgaria, Chequia, Eslovaquia, Estonia, Finlandia, Hungría, Letonia, Lituania, Noruega, Países Bajos, Reino Unido y Rumanía) quedan lejos de estar bañados por el Mare Nostrum.

Aspiración por implicar a los 27

El proyecto alemán de nuevo escudo antiaéreo europeo trascendió a finales de agosto, en un discurso del canciller alemán, Olaf Scholz, en la República Checa en el que presentó el plan actualizado de su Gobierno para la defensa aérea de la Unión Europea, como reacción a la invasión de Ucrania. El plan se basa en la arquitectura de defensa antimisiles con la que cuenta Estados Unidos para protegerse de armas como proyectiles balísticos intercontinentales (ICBM), y que contempla interceptores basados en tierra y mar y sistemas láser, entre otros.

Scholz alentó en su intervención en Chequia a desarrollar “conjuntamente un sistema de defensa aérea en Europa”, del que se obtendrá no solo un resultado “más eficiente y rentable”, sino que “también sería una ganancia de seguridad para Europa en su conjunto y un ejemplo destacado del fortalecimiento del pilar europeo dentro de la OTAN”. Su propuesta, por tanto, busca la implicación de los 27 socios de la UE, o al menos parte de ellos.

La amenaza de los Iskander y Kalibr

El propósito concreto del pretendido escudo europeo es la defensa del territorio de la Unión frente a misiles, principalmente rusos, que puedan ser lanzados desde tierra, mar o aire, como los proyectiles Iskander y Kalibr, entre otros, para los que en la actualidad la UE apenas cuenta con defensas apropiadas. Al Iskander se atribuye un alcance de 500 kilómetros y al Kalibr de más de 2.500 kilómetros, lo que en teoría sí le permitiría llegar incluso a suelo francés lanzados desde la propia Rusia, y más allá dado que pueden dispararse desde buques. Pero el temor a un posible enfrentamiento con Moscú parece haber calado más en el centro y el este de Europa, donde tradicionalmente se ha sentido más próxima la amenaza del Kremlin.

Fragatas españolas

La propuesta de Scholz deberá coordinarse de algún modo con los planes de Estados Unidos para Europa, que ya tiene en marcha su propio escudo antimisiles en el marco de la OTAN, en el que se incluyen misiles interceptores SM-3 en Polonia y Rumanía contra misiles balísticos de medio alcance y medios navales dotados de sistemas de combate Aegis, desarrollados para rastrear y guiar misiles contra amenazas enemigas, y que equipan los destructores que Washington tiene desplegados en la base conjunta de Rota, en España, y también montan las fragatas de la Armada española F-100.