Francia arrebata a Rusia el mercado serbio con la venta prevista de 12 cazas Rafale por 3.000 millones

La competencia entre los cazas europeos Rafale y Eurofighter se ha renovado en los últimos días, en los que las noticias sobre los éxitos de ambos no dejan de sucederse. Eurofighter, desarrollado por Reino Unido, Alemania, Italia y España, celebró hace poco más de una semana sus primeros 30 años en vuelo glosando sus buenos números y con la mirada puesta en el esperado desbloqueo de una venta prevista de 48 nuevos cazas a Arabia Saudí. Seguidamente, la prensa francesa ha publicado el interés de Omán por comprar entre 12 y 18 aparatos del modelo Rafale, de la compañía gala Dassault Aviation, con la singularidad de que éste ya es un cliente de Eurofighter. A continuación, esta última ha revelado un informe de la consultora PwC en el que apunta a la venta prevista de casi 300 unidades más de sus aviones de combate en los próximos diez años. Y ahora es Rafale la que, como si se tratara de una partida por turnos, parece responder con el interés que Serbia acaba de mostrar en la adquisición de una docena de aeronaves.

En concreto, el presidente serbio, Aleksandar Vucic, ha aprovechado su visita de dos días a Francia de esta semana para anunciar, tras un encuentro con el presidente Emmanuel Macron, el contrato previsto de 12 Rafale para su fuerza aérea, que espera firmar en los próximos dos meses.

Con esta operación, revelada por Vucic a los periodistas en París, Serbia da un paso clave al alejarse de sus tradicionales adquisiciones de armamento a Rusia para buscar un proveedor occidental.

Según los datos recogidos por la agencia Reuters, a partir de declaraciones previas del presidente Serbio, la compra de los 12 Rafale tiene un coste estimado de 3.000 millones de euros. Con ellos se pretende sustituir los MiG-29 de origen soviético del actual arsenal del país balcánico.

Liderazgo en el mercado internacional

Con esta venta, Rafale confirma su liderazgo en el mercado internacional respecto al Eurofighter, con el que lleva años compitiendo en este ámbito internacional. Dassault ya lleva exportados 310 unidades de su avión, frente a 151 Eurofighter. En concreto, se han vendido 36 Rafale a Catar, 54 a Egipto, 24 a Grecia (incluidos 12 provenientes del arsenal francés), 62 a la India (los señalados 36 convencionales y 26 navales), 12 a Croacia (adquiridos de segunda mano), 80 a Emiratos Árabes Unidos y 42 a Indonesia. En cuanto a los Eurofighter, hasta el momento, Austria adquirió 15, Kuwait 28, Oman 12, Arabia Saudí 72 y Catar 24. El número total de aviones de ambos modelos encargados hasta ahora es, sin embargo, más alto para el avión coproducido por Alemania, Reino Unido, Italia y Alemania, debido a los pedidos realizados por los cuatro socios.

El cronograma de producción del Rafale incluye además 42 nuevos aviones para Francia, anunciados a primeros de año por el ministro de las Fuerzas Armadas del país, Sébastien Lecornu, y para los que se estima un coste de 5.000 millones de euros. Antes de ese momento, Francia ya había adquirido 234 Rafale de la versión convencional, además de otras seis decenas de la variante naval, capaz de operar desde el portaaviones Charles de Gaulle. De la variante más numerosa el país ha vendido a Grecia y Croacia 24 unidades de las encargadas inicialmente para sus propias fuerzas armadas, y que van a ser cubiertas por parte de las 42 nuevas aeronaves encargadas.

Segundo exportador mundial

La buena marcha de las ventas de Rafael durante los últimos años explica en buena medida que Francia haya alcanzado el segundo puesto como exportador mundial de material de Defensa, de acuerdo con el último balance publicado el mes pasado por el Instituto Internacional de Estudios para la Paz (Sipri).

Los planes franceses incluyen continuar operando con este modelo hasta al menos 2070.

Para más adelante está previsto el lanzamiento de una versión F5 del Rafale, que operará junto a un avión no tripulado en un programa que hace unos meses trascendió que podría poner en cuestión la idoneidad para París del programa de futuro sistema aérea de combate (FCAS) que ahora compromete junto a Alemania y España, ya que con él podría contar con un desarrollo similar antes, más barato y totalmente nacional.